Este es un trabajo en conjunto como parte de un proyecto escolar, nada de lo que aquí se presenta nos pertenece.

7.6 Tercera etapa de la independencia: Resistencia de Guerrero

Con la muerte de Morelos, se inicia una época de decadencia de la lucha.
Francisco Javier Mina

En 1817, Francisco Javier Mina, un revolucionario español, vino a reavivar la guerra independentista de la Nueva España. Desde un principio declaró que venía a luchar no en contra de los españoles, sino de la tiranía.
Muerto Mina, el único jefe insurgente de importancia que siguió en pie de guerra fue Vicente Guerrero


Adopta como medida de combate la guerrilla, y en enero de 1816 hace
asaltos inesperados y se enfrenta nuevamente a De la Madrid y a su segundo, Juan José Codallos, con machete en mano y los hace huir; mientras, Juan del Carmen se posesiona de Ostocingo y fortificado sale para Atlamajalcingo. Armijo entabla contacto con el cura de Ahuacuotzingo, quien había sido prisionero de Juan del Carmen, y revela todo cuanto sabe; en la información brindada resalta el plan de tomar Chilapa, que Guerrero, por órdenes de Morelos y luego de dos meses, había tenido que abandonar; ante esto, el coronel Eugenio Villasaña propone al virrey que las fuerzas de Chiautla coordinen esfuerzos con las de Tlapa para formar una sola línea de ataque e impedirles el paso por Tierra Caliente.

La táctica militar de los insurgentes había cambiado, pues en lugar de atacar prefirieron replegarse a los fuertes y organizar solamente la resistencia.

El 20 de marzo, Guerrero es nombrado comandante general del sur, y el 1 de abril Armijo ordena ataques simultáneos a los distintos puntos ocupados por sus tropas; el 13 se enfrenta Samaniego a las fuerzas de Guerrero y les gana; el 19 de abril, Guerrero sufre un accidente con un cañón que le rompe el brazo en su cuartel de Xonacatlán; en junio, Sesma rechaza a Lobera al atacar Silacayoapan, Álvarez a Samaniego y Guerrero a De la Madrid, en una de sus salidas, y Juan del Carmen hace lo mismo a Fuentes, quien pierde la vida en Ostocingo. Guerrero regresa a su cuartel en Xonacatlán y vence a De la Madrid que, reforzado, lo ataca.


Hasta septiembre de 1818, los descalabros militares y las decepciones de Guerrero se incrementan; la mayoría de los hombres se acogen al indulto, y después de un sitio de 37 días, en 1817, en el que muere Juan del Carmen y en el que las tropas de los patriotas “llegan al no visto hasta ahora ejemplo de estarse sustentando con las carnes de mula, caballo y perro”, toman y desmantelan su cuartel en Xonacatlán; el general, solitario, creyente de su causa, se convierte en el único frente de resistencia auténtico en toda la Nueva España, junto con un pequeño grupo de amigos de su confianza; su soledad llega a tal punto que busca el auxilio de Guadalupe Victoria y parte a verlo con apenas 30 hombres; en un enfrentamiento inesperado en Oacalco, pierde considerablemente su escolta, siendo obligado a regresar a Ajuchitlán al lado de Nicolás Bravo; para llegar, cruza nadando el río Mezcala; el realista Ignacio Ocampo y los 200 soldados a su mando lo ven y, en lugar de perseguirlo, lo contemplan admirados; uno de sus elementos se ofrece a capturarlo y Ocampo lo detiene: “no, ese es un hombre luchando por sus ideales –lo mira llegar al otro lado–; en su momento nos enfrentaremos en igualdad de circunstancias”; al salir del agua, Guerrero mira hacia el otro lado del río y se da cuenta; a lo lejos se mira con Ocampo y agradece el gesto.

Logra llegar a Nicolás Bravo, con quien se halla el padre José Antonio Talavera, y marchan a Ajuchitlán a sabiendas de que Apodaca enviaba a Pío María Ruiz con la intención de dominar la Tierra Caliente; allí se dividen y don Nicolás parte a Cóporo en donde se le unen Ayala y Benedicto López y se reparten la encomienda, quedando Ayala y López a cargo de tomar Zitácuaro; Guerrero marcha a la Mixteca con Elizalde y se atrincheran en Tlalchapa; en ese sitio le llegan las noticias de que Bravo está sitiado, y manda a Matías Zavala a auxiliarlo; pero éste le notifica por medio de un soldado que sus fuerzas son insuficientes y sale Guerrero apresurado con sus leales seguidores para, al llegar, encontrar lo mismo que encontró en Xonacatlán.
Con Bravo preso, Guerrero se va con Zavala y Elizalde a la sierra, y logra reunir 30 hombres, mismos que deja con Elizalde y parte a la Costa Grande a reunirse con Juan Álvarez, Pablo Galeana y Montes de Oca; lo acompañan únicamente tres personas: Zavala, Zacarías Vázquez y Bartolo Salgado. Durante el penoso y accidentado trayecto se entera de que Rayón fue hecho prisionero; logra llegar a Tecpan sano y salvo y se reagrupa, pero la adversidad es cada vez mayor y los reveses se repiten como si se tratara de una variable imposible de sortear.
En 1819, Pedro Ascencio, quien había sido encargado de custodiar a Rayón y después de la muerte de Morelos decidió regresar al sur y pelear por su cuenta, se dirige a Teloloapan y con 300 hombres se apodera de Sultepec, Temascaltepec, Tejupilco, Luvianos, Las Truchas, Pochote, los límites de Teloloapan, Alahuixtlán, Zacualpan, Ciénega, Acatempan, Atempan, Cimantepec y la Goleta; por toda la región se había extendido el rumor de que Pedro Ascencio era letal en el combate y sanguinario hasta más no poder; esta posición hace que los insurgentes, en especial Guerrero y Ascencio, crezcan agigantadamente en número y en armamento; con todo y el despliegue de fuerzas, Apodaca no puede con ellos.
La resistencia de las fuerzas insurgentes de Vicente Guerrero terminó por debilitar el poder virreinal; en poco tiempo dominó el suroeste del país. Ante el triunfo inminente de los insurgentes, la mayoría criolla y algunos jefes del ejército realista, entre ellos Agustín de Iturbide decidieron no ser gobernados por el rey de España y su representante en Nueva España, y pactaron la paz.