
Las debilidades del ejército de Hidalgo, como la escasez de alimentos y armas, fueron aprovechadas por sus enemigos.
En San Jerónimo de Aculco, Hidalgo pierde la mitad de sus tropas a manos de Félix de Calleja.
Mientras Hidalgo se dirigía a Valladolid, Allende se va a Guanajuato donde las tropas realistas lo detienen y es obligado a salir rumbo a Guadalajara.
En Guadalajara, Hidalgo organizo los primeros gobiernos insurgentes a cargo de dos ministros Ignacio López Rayón y José María Chico encargados de los asuntos del estado y justicia. Hidalgo fue nombrado Magistrado Supremo de la Nación, así se llevo a cabo la primera reforma agraria y suprimió los tributos y ratifico la libertad de los esclavos.
En enero de 1811 en Guadalajara, Hidalgo se enfrento al ejército de Calleja en el Puente de Calderón. Esta vez Calleja derroto a los insurgentes e impidió la toma de la ciudad, ante todo esto Hidalgo parte y se encamina junto con sus tropas a Zacatecas. El Cura debe continuar su camino hacia el norte y renuncia a su cargo de Primer magistrado y el puesto es ocupado por Allende.
El ejercito de Ignacio López Rayón, alcanzo a Hidalgo en el norte y juntos trataron de arribar a los Estados Unidos en busca de armas y combatientes pero no lo lograron ya que fueron traicionados, derrotado y aprehendidos en Las Norias de Acatita de Bajan. Los soldados insurgentes fueron castigados y enviados a Durango.
Los jefes militares: Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo, fueron enviados a Chihuahua donde un tribunal los condeno a muerte.
Hidalgo fue fusilado en 30 de julio de 1811. Su cabeza y las de Allende y Aldama fueron colocadas en ala Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato. Pero el movimiento no termino aquí ya que el liderazgo de lo político, moral y militar pasó a manos de otro cura: José María Morelos y Pavón. Además de que López Rayón seguía con vida.